Sin embargo, los buenos permanecen ahí siempre. Esa palabra dicha en el momento exacto, ese abrazo dado en el momento preciso, esa caricia que te estremece o ese te quiero claramente pronunciado. Sin duda, para mi, la felicidad está en las pequeñas cosas, si, esas que en el momento exacto de decirlas, parece que carecen de importancia, pero más tarde recordándolas te das cuenta que te encantan, tanto como a un niño su juguete.
No hay comentarios:
Publicar un comentario