Son dos sombras. A una la suelen llamar optimista. Piensa que todo es bueno. Todo va a salir bien. No existen problemas para ella, por eso en ocasiones tiene pinta de pasar de todo y de todos. Le da todo un poco lo mismo, ya que todo lo ve bien. Cuando esa sombra levanta un brazo, la otra no, no le imita, la otra sombra esconde el brazo, lo baja más de lo habitual, son lo que se llaman, polos opuestos.
Sin embargo está la otra sombra, la llaman pesimista. Piensa que nada está bien. A la primera cosa que le sucede y ve que es mala se come la cabeza de forma impresionante y piensa que nada saldrá bien. Se raya rápidamente como la luz al pasar por el cable que va hacia la televisión.
Pero llega un momento, de pronto, sucede que esas dos sombras se unifican en una misma. Al unificarse resurge una persona y esa persona, es él.
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